A veces pasa que vamos caminando por la vida alegremente, así, sin más....y de repente...¿qué pasa? que no sabes donde estás...no, más bien sabes un poco dónde estás, más o menos..sabes que estás en algún lugar entre dos puntos que conoces, pero ese punto intermedio lo desconoces y por lo tanto dejas de avanzar tan alegremente para parar y pensar...sí, estoy en el camino correcto pero no sé exactamente hacía dónde tengo que dar el siguiente paso...y por lo tanto te embarullas y al final uno siente desconfianza en sí mismo... ¿podré hacerlo?   ¿lo estoy haciendo bien?   y luego llega el tramo en el que uno no hace más que pensar que se es un inútil, que no consigues hacer nada bien, que da pena...y vienen las ganas de llorar y bla bla bla bla
así que a seguir caminando, que tropezando se aprende, siempre que te levantes después.

Amanec en Castadón